Ya sabía yo que no me dejarían en paz con mis 69 kilos, lo primero un desayuno de cereales y un sándwich con bechamel, jamón y queso fundido. Luego para comer unos tacos mexicanos, menos mal que se tenía que ir justo después de comer y he podido echar gran parte. Esta noche prohibido cenar.
Mañana seguro que habré vuelto a los 70 ¬¬
Mientras vomitaba la cena me he puesto a recordar una cosa que me preguntó el psicólogo la primera vez que fui. Me dijo que qué esperaba de ir y yo le contesté que si no cesaban los vómitos, por lo menos quería que bajara la frecuencia. Y pensando se me ha ocurrido una respuesta que se acerca más a la realidad. Espero dejar de vomitar si, pero también quiero que me dejen de dar ataques de ansiedad y temblores, quiero dejar de pensar que esta vida es una mierda, dejar de hacerme daño a posta, ya sea arañándome hasta sangrar, golpeándome, cortándome o simplemente los raspones de los nudillos por meterme los dedos o el dolor de garganta y la acidez de estómago, quiero dejar de pensar en el suicidio y lo bien que iría todo y a todos sin mi, quiero vivir, porque esto, lamentablemente, no es vida. Odio perder horas frente al ordenador mirando fotos de gente delgada, odio planificar dietas durante días para que luego me de la ansiedad y lo fastidie, odio el sabor de la comida con los ácidos del estómago y sin embargo en lo único que pienso es que cuando vuelva del paseo con J y los perros lo que me va a apetecer es comerme la pizza familiar y el helado que tengo en casa (si no los tuviera ya tampoco importa porque lo compraría) y después de eso me sentiré horrible y otra vez al baño, tercera visita del día....
Y sin embargo cuando levanto la cabeza después de vomitar lo primero que me viene a la cabeza es que todavía queda algo dentro y que me da asco esa sensación, igual que el notar mi panza cuando me agacho o ver mis enormes piernas... Entonces esos momentos de "necesito dejarlo ya" desaparecen y vuelta al principio.
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